La justicia ordenó este jueves la captura internacional del dirigente K, Marcelo Mallo;quien desde el viernes pasado se encuentra prófugo; luego de conocerse la decisión de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado; de detenerlo en el marco de la investigación por el doble crimen de Unicenter.
Del mismo modo Arroyo Salgado ordenó el allanamiento de del juez platense César Melazo, titular del Juzgado de Garantías N° 2. la fiscalía de Mariano Sibuet ; la sede de la Policía Científica Bonaerense y nada más y nada menos que sede de la Procuración de Justicia Bonaerense, a cargo de la quilmeña, María del Carmen Falbo.
Arroyo Salgado sospecha de una maniobra de los funcionarios provinciales para favorecer a Mallo; a quien Melazo liberó en enero pasado; luego de la detención por las sospechas de colaborar con la fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schilacci.
Melazo y Sibuet tuvieron en su poder las pericias que demostraban la utilización del arma secuestrada en la vivienda de Mallo; pero sin embargo no hicieron nada para detenerlo.
Recién el viernes, cuando la información era pública, y Arroyo Salgado había ordenado la detención del dirigente K, los judiciales bonaerenses hicieron lo propio, chocándose con las fuerzas federales en la puerta de la casa de Mallo.
Desde el viernes el abogado José Novello; viene insistiendo que su defendido se presentará ante la justicia. Primero argumentó que lo iba a hacer el lunes o martes para no permanecer en prisión el fin de semana.
El lunes habló de 48 horas y desde el miércoles se llamó a silencio. La maniobra distractiva le salió muy bien. Durante ese tiempo nadie buscó a Mallo, permitiendo que se fugara hacia el lugar del mundo donde más cómodo y seguro se sienta.
Mientras tanto intentó conseguir que un juez y un fiscal de Quilmes se hicieran cargo de la causa, aduciendo que el allanamiento de enero había sido en este distrito y por ende el posible delito que se le imputaba a Mallo debía ser juzgado en el departamento judicial quilmeño.
Según especialistas, la idea de Novello era conseguir el sobreseimiento de su defendido merced al testimonio del otro prófugo, Leandro Giso; quien en enero pasado reconoció ante la fiscalía de Brandzen ser el propietario de la pistola Tanfoglio calibre 40 utilizada en el asesinato de los narcos colombianos; aunque no tuvo la recepción que buscaba.
De haberlo conseguido podía “hacer despegar a Mallo” en el juzgado federal de San Isidro, argumentando la improcedencia de la acusación; o por lo menos conseguir un motivo válido para apelar la detención en cada una de las instancias que tuviese.
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