lunes, 17 de diciembre de 2018

Inundaciones: ¿Y si probamos con decir la verdad?

Hace 30 años atrás si alguien se paraba en el puente de 844 y el arroyo Las Piedras veía que el cauce de agua era semejante a un río. Unos 15 metros de ancho y a sus costados, amplios espacios de unos 20 o 25 metros que lo separaban de las viviendas.
Desde otro puente, en avenida Monteverde; sólo se divisaba el agua y abundante vegetación a cada lado.
Dicen los memoriosos, que antiguamente hasta se podían pescar algunos bagres y que –en verano- los chicos de la zona solían mitigar el calor   en sus aguas. En la biblioteca “Juan Bautista Alberdi” de Solano hay algunas fotos que lo demuestran.
Pero todo cambió: Hoy el arroyo Las Piedras no tiene más de 5 metros. A sus costados se ven construcciones precarias y –aunque no lo crean- en las cercanías del puente en Monteverde, hasta hay una casa con los pilotes enterrados en el agua.
Allí no entran los recolectores porque ya no hay calles y entonces la basura va al arroyo, que se tapa y satura. El mismo que desborda y perjudica primero que a nadie, a quienes se deshicieron de los desechos en el agua que se los devuelve
Los distintos gobiernos de Quilmes, sus “punteros y/o referentes” permitieron esto; esto mismo para lo cual ahora invocan soluciones mágicas que no son otra cosa que mentiras brutales contra quienes sufren las consecuencias de lo que ellos mismo gestaron o permitieron.
Gobierne quien gobierne tendrá desde la eventual oposición, fotos y posteos de calles inundadas, mujeres y niños en centros de evacuados, y denuncias sobre la falta de obras o de asistencia.
Como si TODOS NO HUBIERAN GOBERNADO, como si NADIE FUESE RESPONSABLE.
Es que para la inmensa mayoría de nuestra dirigencia política; la mentira fácil y la promesa que jamás se cumplirá son buenos slogan de campaña. Si les toca gobernar la culpa de las nuevas inundaciones las tendrá el gobierno que se fue, la lluvia que cada vez es más copiosa, el cambio climático o Al Qaeda, el ISIS o el Imperialismo; de ser necesario; y prometerá iniciar gestiones para conseguir el financiamiento porque los arroyos son provinciales, cursan varios distritos y ningún municipio se puede hacer cargo de semejante obra. Todo esto último aprendido en el mismo momento de jurar el cargo; antes no lo sabían, puede creer un bien pensado.
Mientras tanto miles de personas perderán todo o un poco de lo que tienen hasta que el agua fluya; y se repartirá lavandina y colchones –foto de por medio- para mostrar al resto lo bueno y compasivos que son los gobernantes.
Pero ¿Y si probamos con decir la verdad?. Si….le verdad. Esa que surge de la realidad, como decía Perón. La única, la irremplazable.
Una ONG que hasta hace unos años se dedicaba a tratar de mantener un poco más limpios los arroyos, calcula que en Quilmes viven unas 8 mil familias a sus costados. Para evitar inundaciones y conseguir que los cursos puedan contener el agua que fluye desde calles y desagües; hay que trasladar a esas 8 mil familias.
Quilmes ya no tiene –producto de quienes fomentaron y/o consintieron la proliferación de asentamientos y villas- espacios donde alojar semejante cantidad de viviendas. Habría que llevarlas a Varela o Almirante Brown. Trasladarlas implicaría un costo aproximado de unos 250 millones de dólares (tomando una base de 30 mil dólares por vivienda) a lo que debemos sumar la infraestructura (agua, cloacas, pavimentos, servicios).
Luego habría que retirar la tierra a 10 metros de cada lado,  a lo largo de por lo menos, 10 de los 16 kilómetros de arroyos que surcan el distrito. Decenas de retroexcavadoras y dragalinas trabajando día y noche durante meses. Decenas de camiones yendo y viniendo de los lugares de deposición que deberán escogerse previamente para evitar futuros problemas hídricos en otros lugares.
Disculpen: ese cálculo no lo tengo pero seguro se lleva otros 100 “palitos verdes”
Por supuesto habrá que construir y pavimentar los caminos de sirga a cada costado: Unos 20 km. A razón de 250 mil pesos cada 100 metros: unos 100 millones verdes más.
Los trabajos implicarán la construcción de muros que sostengan e impidan los desmoronamientos –como los que se hicieron en Bernal o en el arroyo Santo Domingo en Wilde. Tampoco tengo esa cifra, pero no se trata de “un gastito más”.
Ahí no terminan los trabajos. Como los asentamientos se llevaron vía relleno indiscriminado los humedales como el de La Matera y los arroyitos que existían antes de ser rellenados a la altura de la calle 850 en La Florida, o en el Kilómetro 13 en Quilmes Oeste, donde todavía hay un viejo puente metálico sobre el Camino General Belgrano; habrá que construir canales aliviadores. Para colmo en Avellaneda, donde la gente le hace asco a los malos paisajes y los males olores; entubaron gran parte del Santo Domingo, donde confluyen Las Piedras y el San Francisco; convirtiendo el túnel en una suerte de embudo para desgracia de los quilmeños.
Habrá que expropiar viviendas y tierras para hacer la traza de estos canales y si es posible, construir algunos reservorios de agua porque –cuando se produce la tormenta perfecta de lluvia y sudestada; el río empuja hacia adentro el agua de los arroyos y esta vuelve a los desagües, inundando las calles.Oras decenas de millones.
¿Hicieron la cuenta? Andamos cerca de los mil millones de dólares. Los 160 mil frentistas que pagan las tasas en Quilmes debería abonar anualmente unos 6.250 dólares para pagarla. Un poco mucho ¿No?.
Entonces: ¿Porqué no nos metemos las mentiras, los slogan de campaña, las fotos de calles inundadas y chicos con moco esperando un plato de guiso en ese agujerito que está debajo de la espalda?.
Las inundaciones en Quilmes se van a terminar el día que TODOS los dirigentes políticos dejen de mentir, se sienten en una mesa y se comprometan a encarar la solución a 15 o 20 años.; asumiendo invertir gobierne quien gobierne una cantidad de dinero previamente estipulada en cada uno de los periodos que le toque gobernar.
TODOS tendrán que decirle a la gente que –mientras tanto- SE VAN A SEGUIR INUNDANDO- y se tienen que comprometer a EVITAR NUEVOS ASENTAMIENTOS que condenan a los supuestos “beneficiarios” a vivir entre el agua, la mugre y la contaminación.
¿Nunca e pusieron a pensar que si los frigoríficos Penta o Finexcor no vendieron las decenas de hectáreas donde ahora hay precarios barrios carentes de todo es porque las tierras eran INUNDABLES?.
¿Nunca pensaron que –de haber sido habitables, las inmobiliarias hubieran hecho pingues negocios con esas tierras?
Bueno. En lo poquisimo que queda de bañados o algo parecido, pasa lo mismo.
La demagogia ha sido en las últimas décadas más nociva que las más fuertes tormentas o crecidas. Cuando comencemos a reconocer el problema y DECIR LA VERDAD, vamos a estar más cerca de resolverle la vida a decenas de miles de vecinos.
Claudio H. Gentiluomo

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