
Los médicos que lo atendieron aseguran que tendría un día de fallecido. Un dato que deberá ser confirmado por la autopsia médica.
Churrinche era una personalidad entrañable de las calles quilmeñas. Una persona de paz, y sin maldad alguna. Muy querido por todos los vecinos. Tal es así que muchos lo invitaban a compartir un almuerzo o cena en sus casas.
Tenía 47 años y sufría de una enfermedad mental. Se lo podía ver en los trenes, en las peatonales, en las catedrales y en cada lugar de la ciudad.
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