domingo, 29 de marzo de 2015

MUSEO BROWN: PASARON 4 MESES Y YA ESTA ROTO

Hace cuatro meses, específicamente el 12 de diciembre pasado el intendente Francisco “Ali Barba”Gutiérrez  junto a la cuestionada directora de Museos, Silvia Durá; inauguraron las refacciones del Museo Histórico Almirante Brown de Bernal.
La obra tardó casi 4 años en realizarse y en el medio hubo robos de material histórico, denuncias por la contratación de empresas inexistentes, y por el traslado de las piezas que el museo albergaba.
La causa principal de las remodelaciones, eran las constantes pérdidas de agua en el techo y las filtraciones en las paredes. A cuatro meses aquellos viejos problemas volvieron a manifestarse, dejando en claro la poco calidad del trabajo –del que jamás se conoció cual fue el costo que tuvo.
Las imágenes son claras. Debieron sacar paneles del cielo raso para drenar el agua del techo. Cuando llueve ponen debajo unas palanganas como lo hacían antes de la obra.
En las paredes sucede lo mismo: Las filtraciones ya han descascarado el enduido y la pintura, y amenaza con extenderse.
Pero lo peor no es eso: El museo dejo de ser un museo; si se entiende como tal el espacio  dedicado a la conservación, estudio y exposición de objetos de arte, culturales o históricos; importantes para la preservación y el desarrollo de los conocimientos humanos.
Mucho menos quedó sobre el almirante Guillermo Brown, a quien fue dedicado en sus comienzos.
De las más de 300 armas que conformaban su catálogo; apenas quedan unas 30 colgadas en una pared donde prevalecen discos de los años 60 colgados con alambres del techo.
También desaparecieron los vestidos de época, el mobiliario de figuran prominentes de Quilmes, como Andres Baranda; y otros objetos de incalculable valor histórico.
Como puede observarse en las imágenes, ni los cuadros fueron colgados en las paredes y se apilan uno contra otro en el suelo; donde también se amontonan algunos de los cientos de libros. Del resto nada se sabe.
UNA BIOLOGA QUE HIZO UN MUSEO RARO
La directora de Museos de Quilmes, Silvia Dura; no es museóloga ni quilmeña. Su profesión es la biología y vive en La Plata. Sin embargo propone para la institución recrear un espacio donde los vecinos puedan comentar sus vivencias en la ciudad.
Una idea que podría funcionar si en el museo se exhibiesen aquellas piezas y objetos que ella retiró donde se reflejaba parte de la historia de Bernal, desde Santa Coloma, pasando por los escritos y recuerdos deAdela Salaberry; cuya familia fue propietaria de esa casa donada posteriormente para el museo.
Nada de eso quedó. En una de las salas –como se ve en la imagen correspondiente- hay cartelitos de cartón colgados del techo con leyendas tipo “autoyaduda”.
Dura ya tuvo varios problemas en su gestión, sostenida únicamente por su amistad con la esposa del intendente. En 2012 debió levantar una exposición casi pornográfica en el Museo Fotográfico luego de una fuerte protesta de artistas quilmeños.
También tuvo serios encontronazos con la ex directora del Museo Roverano, Norma Cistaro; quien no le permitió organizar en esas salas eventos disparatados como los que montara en el fotográfico.
UN MUSEO SIN VISITAS
Al museo de Bernal no va nadie. Los vecinos sólo agradecer la reconstrucción de las veredas. Tampoco van alumnos de las escuelas de la zona y los maestros rechazan las insistentes invitaciones que formula Dura ante la inexistencia de elementos históricos que sirvan para acrecentar los conocimientos de los niños o jóvenes.
El libro de visitas es el reflejo del disgusto vecinal. Muchas quejas por la falta de exposiciones, los discos y cartelitos colgados del techo. ¿De que se trata eso? –dice una de ellas. Pero sobre todo hay muchas preguntas respecto a las piezas históricas –alguna de las cuales fueron donadas por las familias de estos vecinos.
Hace unos días la hija del ex juez Bagu concurrió con sus sobrinas nietas a visitar el museo. La intención era mostrarles un uniforme de guerra perteneciente a un ancestro familiar que ha desaparecido sin explicación de las salas.
La vecina no sólo escribió su queja en el libro. Presentó una nota ante las autoridades municipales y amenaza con iniciar acciones legales contra los funcionarios por el faltante.

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