La gestión de Mario Lozano al frente de la Universidad Nacional de Quilmes siempre estuvo teñida de críticas y sospechas.
El ex rector –de inoculta militancia kirchnerista- fue acusado por estudiantes y profesores de haber convertido la casa de altos estudios en una suerte de “unidad básica” del régimen anterior.
Pero ahora las sospechas apuntan al manejo de los fondos durante los último años de su mandato.
Una suerte de auditoría estudia varias irregularidades. Las más notorias son los nombramientos de personal con salarios muy altos cuyas funciones efectivas se ignoran aún.
Según pudo saber éste medio, se detectaron al menos 30 nombramientos para áreas administrativas y académicas cuyos beneficiaros no cumplen ninguna tarea en la universidad. Se mencionan casos de “profesores” en cuyo legajo no aparecen títulos habilitantes para dar clases y en otros, fotocopias simples fácilmente falsificables.
En un primer cotejo aparecen también nombramientos del año 2015 y 2016, en los meses posteriores a la derrota del “kirchnerismo”. Muchos tienen domicilio en Avellaneda y otros en distritos bastante alejados de Quilmes. En todos los casos se sospecha de militantes de La Cámpora u otras organizaciones K.
Lozano se presenta en la actualidad como un posible candidato para las elecciones de octubre, aunque dentro del peronismo quilmeño genera más rechazo que adhesiones por su escasa o nula militancia. Por lo pronto ha tenido que crear su propio espacio con el que se suele presentar en algún centro de jubilados o sociedad de fomento, rodeado de 10 o 15 personas a lo sumo.
El ex rector siempre dio muestras acabadas de su “chupamedismo”. No dudó en designar “doctor honoris causa” de la universidad a personajes como Milagro Sala, Evo Molares, Estella de Carlotto, Baltasar Garzón, Jorge Taiana o la propia Cristina Fernández de Kirchner.
Para esos actos se generaba una suerte de asueto en la UNQ, con lo cual se paralizaba la actividad académica. Los alumnos eran casi obligados a presenciarlos, como los propios estudiantes lo han denunciado en su oportunidad.
Justamente entre el mundo del alumnado es donde también hay sospechas. Pese a los años al frente de la universidad, los recursos puestos y las designaciones donde prevalecía la filiación al conocimiento; el kirchnerismo jamás pudo ganar las elecciones de los centros de estudiantes ni las de delegados al consejo universitario.
Muchas veces estudiantes de otras corrientes políticas, denunciaron que varios de los candidatos de La Campora “trabajaban de alumnos”. Se trataba de jóvenes de más de 25 años que se anotaban en la universidad, con el sólo objetivo de ser candidatos a conducir el centro de estudiantes y apenas si cursaban una o dos materias por año.
Lo cierto es que las sospechas sobre el personal (se habla además de contratos inexplicables) hoy están en el ojo de las autoridades nacionales; aunque las fuentes oficiales de la UNQ consultadas, intenten negarlo.
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