El faltazo que pegó el gobernador bonaerense el viernes pasado al acto en el Hospital de Quilmes prendió alertas en el gobierno de Francisco “Ali Barba” Gutiérrez.
Extraoficialmente se dijo que la ausencia del candidato oficialista había decidido no concurrir debido a la protesta que organizaron en la puerta del nosocomio un grupo de docentes quilmeños.
Una excusa poco creíble: El Hospital posee un helipuerto donde aterrizar y desde el que se puede acceder a las instalaciones sin chocarse con quienes puedan manifestarse en la entrada.
Para colmo el dispositivo que se había montado, impedía a cualquier persona ingresar al interior del nosocomio. Incluso algunos pacientes tuvieron problemas para entrar y se les corroboraba turnos previos en la puerta.
Daniel Scioli ni siquiera avisó y le frustró a Gutiérrez su acto de campaña, donde iba a presentar la escenografía de un alianza interna, “con más caciques que indios”.
Pero no fue la única señal de alerta. Scioli subió al avión oficial al precandidato a gobernador Aníbal Fernández, para acompañar al gobernador electo de La Rioja el domingo en que fue consagrado en la cuestionada elección.
Ocurrió un día después que Gutiérrez se paseó por las calles de Solano junto a los rivales de Fernández en la interna oficialista.
Hubiese sido “cartón lleno” para el jefe comunal una acto con Scioli el viernes y la caravana con Domínguez yEspinoza un día después. Pero el gobernador no vino y “Ali Barba” no quedó bien parado ni siquiera frente a los suyos.
Por eso hay alertas en el gobierno municipal. De antemano todo el “gutierrismo” sabía que Scioli prefiere aDaniel Gurzi como candidato. Que el jefe de gabinete, Alberto Pérez; colocó a su primo –Roberto Filareti- en la lista que compite contra Gutiérrez.
“Ali Barba” intentó enmascarar este apoyo aliándose con el devaluado Alberto De Fazio, a quien Scioli parece no tener en cuenta para un futuro gobierno y lo mandó de diputado “en zona gris” por la séptima sección electoral.
El propio jefe de ese espacio, Eduardo Camaño; reapareció públicamente para apoyar a Gurzi, dejando en“off side” a su ex delfín político; quien hoy por hoy, sólo cuenta con Gutiérrez y un pequeño grupete de militantes porque el resto prefirió encolumnarse tras las decisiones del ex presidente provisional.
Desde el “gurzismo” se afirma que habrá una serie de actos y actividades donde contarán con la presencia de fuertes dirigentes del “sciolismo” y que será difícil que el gobernador realice actos con cualquiera de los dos precandidatos. Un palazo para Gutiérrez.
Lo ocurrido es motivo de charlas y análisis en el gobierno municipal. Todos sabemos que los políticos suelen ver conspiraciones hasta debajo de sus camas; pero los datos de la realidad los hacen tener razón esta vez.
Gutíerrez había decidido no repartir boletas de su precandidatura pegadas a las de Aníbal Fernández, dejando a Gurzi como el candidato aliado del Jefe de Gabinete. Hoy las cosas son distintas: Las encuestas marcan que el quilmeño cuatriplica en nivel de conocimiento y duplica en intención de voto a Julián Domínguez.
Si bien es cierto que posee una alta imagen negativa, esta se registra en votantes que no adhieren al“kirchnerismo”. En 2011, cuando Fernández fue electo senador, obtuvo en Quilmes la misma cantidad de votos que la presidenta.
Por otra parte los quilmeños son localistas. Podrán no quererlo a Fernández, pero saben que un gobernador de Quilmes traería muchas obras y beneficios para la ciudad.
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