Hace dos años este medio relató el sufrimiento de una vecina del barrio La Paz, Silvina Juarez; quien junto a su pequeño hijo sufrieron los efectos de la forunculosis por la alta contaminación del arroyo Las Piedras.
Ahora otro vecino de Ezpeleta se anima a contar la historia de un problema que muchos sufre y minimizan, ante el ocultamiento por parte de las autoridades que niegan el mal y no encaran siquiera una campaña para advertir a la población cuando se desata.
Mauro Gómez vive en el barrio Ferroviario de Ezpeleta, cerca del arroyo Gimenez, conectado al arroyo Las Piedras. Este viernes dialogó con el programa “SIN VUELTAS” (FM MIA 88,5) sobre la enfermedad que padece al igual que su hijo.
“En abril de este año me sale un orzuelo y me atiendo me atiendo en una clínica privada en Quilmes. Me dan un ungüento –Tobrex- y Cefalexina. Al cabo de unos díaas me voy al Santa Lucia de Quilmes y me dan otro ungüento -Fotamicin mas especifico- y Cefalexina para la infección. En mayo me vuelve a salir, pero esta vez en la nariz, y voy al clínico, a mi homeópata unicista, a una nutricionista y a una dermatóloga. Esta ultima me da una crema llamada Diprogenta y Cefalexina. Mi homeópata y mi nutricionista me mandan a hacer estudios de sangre, orina, glucemia, bilirrubina, colesterol, HDL-LDL triglicéridos, proteinográma, creatinina y por ultimo inmunoglobulina; donde estas ultimas, estaban muy elevadas, es decir, una reacción alérgica que mi cuerpo estaba entendiendo así y creando en exceso estos anticuerpos. Mi clínico por ultimo me mando a un alergísta que al ver mi cuadro de estos forúnculos me manda al infectólogo”.
Gómez siguió relatando su odisea. “En junio se me vuelve a repetir esta ves en la axila (glándulas) y vuelvo a ir a la Clónica Privada de Quilmes y me dan Bactrim Forte como antibiótico y Bacticort como crema local; pero en julio me volvió a repetir en la axila y no entiendo porque he cumplido todas las veces con el tratamiento”.
Mauro descubrió que en su barrio hay otros vecinos con problemas similares. Para entonces había concurrido al Hospital Muñiz –especialista en infectología- donde le descubrieron que se trata de un estreptococo que se contagia por las vías nasales y surge de la extremada contaminación de los arroyos.
“Fui a la Municipalidad de Quilmes a contar lo que me había pasado, y me dijeron que iniciara un expediente. Realmente me pareció una tomadura de pelo. Lo que me pasa a mi, lo que le pasa a mucha gente no se resuelve con iniciar un expediente. Estamos al lado de un arroyo contaminado que causa estos problemas y en realidad no se hace nada”.
Hace dos año cuando éste medio denunció la situación de Silvina Juarez y otros vecinos, la directora de Infectología de la comuna, Sonia Murúa; salió a desmentirnos. Luego tuvo que admitir la existencia del problema –aunque minimizado- pero jamás promovió una respuesta sanitaria si una advertencia a los vecinos.
Los médicos de las unidades sanitarias –donde Murúa derivo el problema- no tienen los elementos necesarios para determinar la gravedad de la enfermedad. Suelen –como ocurrió con Mauro- recetar una pomada y un antibiótico; ignorando las causas de la infección. Lejos de curarse, el forúnculo se agranda y se multiplica. También se contagia hacia otras personas cercanas.
No es la solución, pero por la orientación correcta –concurrir al Hospital Muñiz- serviría para evitar mayores males. Murúa, como su jefe Sergio “Cabeza con Perchero” Troiano; prefieren el ocultamiento ante su probada y notoria incapacidad.
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