La semana pasada varios medios de la ciudad -dando por sentado que Unidad Ciudadana se alzaría con el triunfo en las legislativas del distrito- especulaban y analizaban sobre el futuro del “kirchnerismo” en Quilmes,
Se decía por entonces que Matías Festuca –el candidato de Aníbal Fernández– indudablemente quedaría posicionado como el representante local del espacio para la intendencia de Quilmes
Se mencionaba que la diputada Mayra Mendoza –una de las principales referentes de La Cámpora- era quien pretendía la candidatura para suceder a Martiniano Molina en el 2019 e incluso, ya les había adelantado a sus eventuales socios de esta contienda que no resignaría el lugar.
Claro que desde “Juntos por Quilmes” su verdadero jefe –el concejal Angel García– no se quería quedar afuera. Con encuestas en la mano proponía a Daniel Gurzi; el “kirchnerista”más conocido en la ciudad y con una aceptable imagen en la ciudadanía.
Unidad Ciudadana iba a ganar en 2017 y los suyos “gastaban a futuro”.
Pero el domingo, cerca de la medianoche, y después de esporádicos momentos de festejo; los resultados de la Junta Electoral se clavaron en una victoria de “Cambiemos” cercana a los 3 mil votos.
Como era de esperar Angel García tomó el micrófono para poner en duda el resultado. Dijo que se debía esperar el recuento definitivo, contó como propios todos los votos recurridos y hasta puso en duda la legitimidad del triunfo de Guillermo Galetto.
No es de extrañar. Allá por 1997, cuando la Alianza le ganó las legislativas a Federico Scarabino; “el Monje Negro” –como se lo conoce- protagonizó un verdadero papelón en el recinto del Concejo Deliberante, intentando impedir que los concejales electos nombraran las autoridades del cuerpo.
Por suerte Matías Festuca llamaba a Guillermo Galetto para felicitarlo. Un gesto digno de reconocer entre tanta soberbia.
Es que en el “kirchnerismo” local comenzó a percibirse el “Olor a Cala”, una metáfora que los cacique peronistas supieron acuñar para describir a los muertos políticos, a quienes sólo se acompaña “hasta la puerta del cementerio”.
El “Olor a Cala” es fuerte. Tan fuerte que trasciende las fronteras de la ciudad. Aníbal Fernández lleva con esta, cuatro derrotas consecutivas. El otrora poderoso jefe de Gabinete de Néstor y Cristina tuvo en los últimos 6 años todas las consideraciones posibles: le dejaron armar un partido para evitar la confrontación en una interna, le otorgaron“colectoras” una vez consagrado sus candidatos, y en 2017 tuvo “la lapicera” oficial de Unidad Ciudadana, junto con la goma de borrar circunstanciales adversarios internos, quienes debieron resignarse a una pequeña boletita sin Cristina en el extremo izquierdo.
Mayra Mendoza, parte de la “mesa chica” de la agrupación conducida por Máximo Kirchner; fue por algunos años el “ariete” de la Casa Rosada contra Francisco “Ali Barba”Gutiérrez, persona apenas soportada por la ex Presidenta desde aquella famosa quema de los afiches en el 2007; que éste medio retratara para la furia de la entonces candidata cuando se la mostraron.
Por los desencuentros con Fernández y con García; debió acordar con Gutiérrez y logró poner una candidata en el 2011; y junto al ex intendente, perdió.
Claro que la culpa no era de ella. Gutiérrez fue el peor intendente de la ciudad y su escandalosa derrota fue producto de su gestión y no de los acompañamientos. Así lo entendió el propio Máximo Kirchner, que vino a bendecirla meses después de la derrota del Frente para la Victoria ante Mauricio Macri.
Este año uno de los suyos integró la lista oficial. Volvió a perder.
Angel García. Histórico “puteador” de Aníbal Fernández; consiguió en el 2008 “un conchabo oficial” en el Ministerio del Interior, luego de la Jefatura de Gabinete, después en el Senado, otra vez en la Jefatura de Gabinete y hasta la gerencia del Quilmes Atlético Club de la mano de “su peteado” quien lo llegó a definir “el Mascherano de la Arturo Jauretche”.
Más que un 5 destacado, García fue un DT al mejor estilo Caruso Lombardi (juega para él) En el 2011 y 2013 puso a su esposa, Susana Cano; y a uno de sus principales “punteros” –José Barros– en la lista que encabezaba Daniel Gurzi, y logró que entraran como ediles, pese a la derrota.
En el 2015, cuando Gutiérrez agonizaba y se daba como un hecho su derrota en la interna; García rompió con La Cámpora, con el “sciolismo” y se entronizó como primer candidato a concejal en la lista de Gurzi; que perdió en las PASO, aunque él logró integrar la lista y ser electo como concejal.
Ahora logró nuevamente un lugar para su esposa: Nada menos que el segundo
Los dos están “Juntos por Quilmes”, (o por el ingreso familiar).
El kirchnerismo lleva ya tres elecciones legislativas perdidas: 2013 a manos del Frente Renovador; 2015 y 2017 bajo el cuchillo de picar perejil de Martiniano Molina. Las últimas dos son las más duras: Tanto Daniel Scioli como Cristina Kirchner, ganaron en Quilmes, mientras que Fernández, Mendoza y García; no pudieron “defender los porotos” a nivel local.
Hace unos meses el jefe político del peronismo en Berazategui, Juan José Mussi; no dudó en burlarse públicamente de los tres al anunciar que podría presentarse como candidato en Quilmes.
No se lo decía a Gutiérrez -refugiado en la presidencia del PJ local pese a las sucesivas derrotas- Se lo decía a “los tres mosqueteros” que conducen el kirchnerismo local; los que ya acumulan más derrotas de las que el peronismo es capaz de perdonar.
El “Olor a Cala” comenzó a esparcirse en el peronismo de la ciudad. Es rancio….suele relacionarse con los muertos. A veces hasta apesta.
Ya lo sienten en los barrios…ya lo sienten los “caciques” peronistas de la Tercera Sección Electoral y un poco más arriba.
Por Claudio Gentiluomo
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