Unos días antes del cierre de listas en las elecciones del 2007, los apoderados del Frente para la Victoria habían decidido no autorizar listas colectoras; medida que después rectificaron.
Esa noche en el local central de Francisco “Ali Barbá” Gutiérrez se arrancaron de las vidrieras todos los afiches de Cristina Fernández de Kirchner y les prendieron fuego mientras el hasta entonces frustrado candidato, profería insultos hacia la Casa Rosada y aplaudía el incendio de los carteles.
La foto fue registrada por éste medio y luego tomó alcance nacional. Finalmente Gutiérrez fue candidato y ganó las elecciones, pero Cristina Kirchner jamás se lo perdonó.
En estas horas se conoció una versión de fuentes altamente calificadas, donde se indica que Gutiérrez no tendrá posibilidad de participar en la interna de Unidad Ciudadana compartiendo la boleta de la fórmula Fernández- Fernández. A lo sumo se le permitirán colgarse de la lista de Daniel Scioli (si es que éste decide participar).
Si bien nada es cerrado como en el 2007; es sabido que al ex jefe comunal no lo quieren en el “mundo K”. El sábado en el acto de Merlo; no lo dejaron sentar en el palco para invitados y tuvo que presenciar los discursos desde la tribuna como un militante más.
Algunos dicen que la razón obedece a su participación en la lista de Florencio Randazzoen 2017, donde Alberto Fernández fue jefe de campaña.
Otros señalan que el “kirchnerismo” olfatea un doble juego por parte de Gutiérrez, quien se muestra militando en Unidad Ciudadana, mientras su esposa –Evangelina Ramírez– lo hace en el “lavagnismo”.
Lo que no olvidan unos y otros es que Gutiérrez hizo la peor elección de toda la tercera sección electoral en 2015 para el entonces Frente para la Victoria que en Quilmes había ganado con Scioli; y que las últimas encuestas lo ubican con un nivel de imagen negativa superior al 60 por ciento.
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