Después de 4 días de conocerse la noticia sobre el robo de la réplica del sable del almirante Guillermo Brown de las instalaciones del museo municipal que lleva su nombre; la directora del área, Silvia Durá, reconoció finalmente el hecho delictivo, luego de haberle negado a la colega Andrea Frade, quien la consultó sobre el tema luego de haber difundido la nota el domingo pasado en su portal.
Dura, una bióloga platense que llegó al cargo debido a su relación con la esposa del intendente y secretaria de Cultura, Evangelina “Cenicienta” Ramírez; descargó su responsabilidad en la falta de presupuesto en el área y en el subsecretario de Seguridad, Domingo Orlado Segura; al que dijo haberle pedido un custodio mientras se llevan a cabo las cuestionadas obras de refacción del Museo.
Pero la directora no explicó por qué razón no procedió a retirar de las instalaciones las piezas de valor histórico que allí se atesoran mientras se efectuaban los trabajos; no sólo para evitar las sustracciones, sino también para evitar que los materiales de construcción pudieran afectarlas.
Desde el 5 de julio cuando Dura procedió a trasladar a la mayoría del personal de la dependencia a otros museos, dejó solamente a tres trabajadores. Uno cubriendo la mañana de 8 a 14; otro de 14 a 20 y un tercero que actuaba de sereno desde las 20 a las 24.
Este último, José Luis Valienzo, falleció un mes después y no fue reemplazado por Durá, por lo que el museo permanecía sin la más mínima vigilancia 12 horas diarias, justamente en el horario más crítico: La noche.
Cualquier vecino podía observar la facilidad con la que se podía ingresar al edificio, apenas cerrado por chapas de zinc colocadas por los albañiles en la puerta de la calle Lavelle. Para colmo estos trabajos hicieron que se habilitara la puerta que da a la calle 25 de Mayo, la que normalmente se trababa desde adentro con una gruesa madera.
SILENCIO Y COBERTURA
Desde hace un mes la esposa del intendente se encuentra de licencia a los efectos de afrontar una enfermedad importante. A cargo de la Secretaría de Cultura quedó el subsecretario Héctor Bandera; quien no ha expresado una sola palabra sobre el hecho ni ha cumplido con la obligación de solicitar un sumario administrativo para deslindar responsabilidades.
Este medio pudo verificar que los delincuentes que sustrajeron el sable de Brown y otros objetos, no violentaron puertas ni ventanas del edificio, como aseguró Silvia Dura a los medios oficialistas ante los que reconoció el robo.
Tampoco Bandera ni Dura informaron sobre la totalidad de las piezas sustraídas ni procedieron a verificar los posibles faltantes.
En medio de estas irregularidades surgen algunos interrogantes. No se explica como es posible que se hayan llevado una computadora obsoleta cuyo valor de reventa o superaría los 100 pesos pero donde casualmente se alojaba el inventario más actualizado.
Extrañamente los ladrones no se llevaron un scanner de mucho más valor que el ordenador.
Trabajadores del museo descreer de la versión oficial y centran sus sospechas en gente que conoce el valor de las piezas. A ellos les sorprende que ni Bandera ni Dura los hayan convocaron para tratar de identificar los faltantes.
EL SILENCIO DEL JUEZ
El juez de faltas Jorge Briasco, es integrante del Instituto Browniano, entidad que agrupa a quienes exaltan la figura del almirante irlandés que organizara la flota naval argentina al comienzo de la organización de la patria.
Este grupo solía reunirse en el Museo Almirante Brown de Bernal donde –gracias a la desidia (o la complicidad) de los funcionarios- se robaron valioso material histórico entre los que se encuentra la réplica del sable del jefe naval.
Briasco, que llegó a juez de faltas durante el gobierno del corrupto Fernando Geronés; volvió a asumir con Gutiérrez luego de la disolución de estos juzgados por parte del Concejo Deliberante en diciembre de 2003.
Antes fue concejal de la Alianza entre 1997 y 2001. Llegó al cuerpo legislativo en un viejo Dodge 1500 verde y un par de años después se movilizaba en un VW 0 Km. Por entonces un concejal ganaba apenas 1.980 pesos por mes.
Desde su reasunción, Jorge Briasco fue un verdadero “chupamedias” del gobierno municipal, convalidando todas las barbaridades y atropellos de las bandas coimeras de Tránsito y Comercio. Entre otras ratificó el abuso de poder del propio intendente “Ali Barbá” Gutiérrez cuando le quitó la habilitación al bar ubicado e Garibaldi y Brown, medida que fue declarada ilegal un mes más tarde por el juez contencioso administrativo Hugo Guarnieri.
Hace un par de años Briasco fue vinculado a un “negociño” poco transparente en su juzgado. Todos aquellos vehículos que eran retenidos por Tránsito por falta de seguro, eran enviados a una oficina en las cercanías de Rivadavia y Sarmiento para contratar este servicio; rechazando toda otra compañía.
El “juez browniano” es un funcionario público. Tiene la obligación legal de denunciar el robo de piezas de un museo municipal (un delito de acción pública) aunque sea por su declarada admiración por el Almirante.
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