Desde la asunción de Francisco “Ali Barba” Gutiérrez en la intendencia de Quilmes, uno de los funcionarios que más disgustos le ha traído fue el director de Tránsito, Pedro Guevara.
Denuncian penales, acusaciones de coima, ineficiencia en las funciones, robos inexplicables en dependencias públicas; pero por sobre todo; la familia.
Una de sus hijas –Sabrina Guevara- fue designada como Directora Operativa de Tránsito, cuando su tío Daniel, fue designado a cargo de la Patrulla Municipal.
Sobre Sabrina existen varias denuncias. Remiseros que sufrieron aprietes y pedidos de coima. El uso de una grúa municipal para retirar su auto particular de un garage y hasta un video donde se la ve estacionar frente a un cartel prohibitivo y volver a la media hora, mientras que un inspector lo cuidaba.
Lo que siempre ha sorprendido es el exponencial incremento patrimonial de los Guevara. Desde hace años dejaron la casa familiar de Hernández y Sarmiento para ocupar nuevas y costosas viviendas y circular en lujosos automóviles cuando sus salarios no condicen con esta nueva condición de vida.
En los últimos días Sabrina ha adquirido un lujoso Peugeot 308 coupe (patente IKH 232) cuyo valor supera holgadamente los 250 mil pesos.
Pero no es el único gasto que esta realizando por estos días. La funcionaria e hija del Director de Tránsito; se esta reconstruyendo a todo lujo, una propiedad en Santiago del Estero y Río Colorado en Ezpeleta, provista de amplios garages para alojar una verdadera flota de vehículos.
Si bien el vehículo no esta oficialmente a su nombre, es ella quien lo conduce, acude al Municipio o a su nueva casa –como se observa en la foto- donde tiene la suerte de ser escoltada por un móvil de la patrulla municipal.
El salario de una Directora Operativa ronda los 15 mil pesos mensuales. Suficiente para llevar una vida decorosa pero difícilmente para comprar –aunque sea en cuotas- un auto de 250 mil pesos.
En el medio las denuncias vecinales sobre coimas en los llamados “operativos” pueblan las páginas de los medios locales. En muchos de ellos puede verse a Sabrina Guevara comandar la tropa de empleados, más dispuestos a recibir algún billete que la cédula verde o el seguro del conductor.
En estricto “off the record” antiguos inspectores de carrera reconocen que se los obliga a coimear. Caso contrario se los castiga quitándoles las horas extras, enviándolos a las puertas de escuelas o al interior de las grúas.
Ninguna de estas coincidencias es una prueba, pero por lo menos genera sospechas.
Hace dos años atrás el semanario El Suburbano publicó la fotografía de la lujosa vivienda de Pedro Guevara en uno de los barrios más caros de Bernal. Ni Guevara ni ningún funcionario municipal salió a negar la información.
LA EMPRESA FANTASMA
En el año 2010 este medio publicó el listado de cheques cobrados por el cuñado de Guevara en la Tesorería Municipal por el alquiler de micros escolares. Eran unos 200 mil pesos que un indigente recién inscripto en la AFIP como Monotributista, se llevaba de las cuantas públicas.
Nuestra investigación derivó en una causa penal donde ha sido acreditado que los micros eran propiedad de Pedro y de Sabrina Guevara y fueron alquilados mediante un tercero por la imposibilidad legal que tienen los funcionarios de contratar con el Estado.
Sin el menor disimulo Guevara reconoció ante un medio la maniobra ilegal, justificándola por su condición de viejo proveedor de este servicio.
ACOSOS Y MISTERIOSAS DESAPARICIONES
El otro integrante de la familia, Daniel Guevara; debió ser eyectado de la Dirección de Seguridad cuando 12 trabajadores se presentaron en los juzgados penales para denunciar que el funcionario los acosaba sexual y laboralmente.
La denuncia mostraba la metodología similar a la relatada por los trabajadores de Tránsito: El que no accedía a los pedidos era castigado y enviado a patrullar villas o barrios peligrosos en los peores horarios.
Pero el detonante anterior ocurrió en 2011, cuando desaparecieron del depósito de la Dirección de Tránsito 12 motocicletas secuestradas en los días previos en los llamados “operativos”.
Ese fin de semana no había guardia policial y el único que tenía las llaves del lugar –cercado por paredes de 5 metros de altura- era Daniel Guevara.
El martes la propietaria de una de esas motos se presentó con la multa paga para retirar su vehículo. Para su sorpresa le dijeron que no estaba.
Lo insólito fue que –cuando el portal de noticias “Quilmes Ahora” denunció lo ocurrido- a las 72 horas la llamaron para entregarle la moto desaparecida, que misteriosamente había ubicado la policia luego de la tardía denuncia efectuada por Pedro Guevara. Jamás se supo donde, como y quienes perpetraron el robo.
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